Por: Andrea Saravia
Mucho hemos escuchado de La transformación digital en la actualidad, y la realidad es que no es porque esté “de moda” sino porque es algo que está sucediendo en este momento y las empresas no pueden darse el lujo de no subirse a la ola. Esto porque muchos de sus clientes actuales y futuros ya pertenecen a la transformación digital, la tecnología ya es parte de nuestras vidas y podemos darnos cuenta con tan solo observar a nuestro alrededor y ver cómo todos usamos nuestros smartphones, incluso niños. Y tener tantas facilidades al alcance de nuestra mano y tanta tecnología disponible, ha creado exigencias y expectativas diferentes a las que teníamos años atrás.
Todo lo queremos más rápido y más personalizado… por lo que nuestros modelos de negocios deben evolucionar para poder satisfacer estas necesidades, y para ello debemos apoyarnos de la tecnología. Esto es crucial ya que, si nosotros no invertimos en tecnología y nuestra competencia sí, estaremos en una gran desventaja y como menciona Eduardo Zetina en el artículo “Innovación en Pymes como Inversión”, las empresas que no inviertan en tecnología, no se suban a la ola de la transformación digital y no innoven se volverán obsoletas. Y la historia nos ha dado varios ejemplos de esto, como lo son los casos de Blockbuster y Kodak.
Y aunque en nuestra región tendemos a tener la creencia de que “como somos una empresa pequeña/mediana no podemos darnos el lujo de comprar tecnología”, esto en realidad es un mito. Ya que con el paso del tiempo y la evolución de la tecnología, cada vez encontramos más opciones a nuestro alcance. Claro está que no podemos decidirnos por cualquier tipo de tecnología y que por el simple hecho de ser tecnología, esta va a dar buenos resultados. Por ejemplo, puede que se me ocurra desarrollar una aplicación móvil para mis clientes, la cual me puede costar una fortuna y puede quedar preciosa… pero si mis clientes no la necesitaban y deciden no usarla, habrá sido en vano y entonces sí mi tecnología habrá sido un gasto para mi empresa. Por otra parte, tal vez lo que necesitaba para poder atender mejor a mis clientes era un sistema CRM (Customer Relationship Management) o un ERP (Enterprise Resource Planning) y este tipo de tecnología sí iba a impactar positivamente a mi negocio y le iba aportar valor a mis clientes, entonces habría sido una inversión.
Aunque es muy difícil determinar el ROI de una inversión en tecnología debemos preguntarnos siempre de qué forma aportaría valor. ¿Aporta valor para mis empleados porque simplifica el trabajo? ¿Aporta valor para mi empresa porque reduce el error humano y esto se ve reflejado en una reducción de pérdidas? ¿Aporta valor para mi cliente porque incrementa la eficiencia y puedo entregar mi producto más rápido? Al hacernos algunas de estas preguntas podemos determinar qué tanto valor le puede agregar cierto tipo de tecnología a mi empresa y en esa medida podremos estar más seguros de que vale la pena hacer la inversión.
Y por último, hoy en día tenemos muchísimas opciones de diferentes tipos de tecnología, por lo que es importante realizar un buen análisis para saber cuál es la mejor para mi negocio. Este es un tema que tocaremos más a fondo en un siguiente artículo, pero al igual que cualquier inversión, la decisión de invertir y en qué no puede tomarse a la ligera y tenemos que asegurarnos de escoger la que mejor beneficie a nuestra empresa.
Referencia Bibliográfica:
IDC Online, “Innovacción en Pymes como Inversión”, 6 de noviembre de 2018, encontrado en internet en: https://idconline.mx/corporativo/2018/11/06/innovacion-en-pymes-como-inversione